Y de pronto, todo cambió y la vida nos llamo a gritos y uno que otro jalón para a entrar al salón de clases y aprender las materias que teníamos pendientes. Ese salón de clases se llama nuestra casa, nuestro hogar, nuestro interior. Encontrarnos con aquello que no teníamos ordenado, que teníamos pendiente por arreglar, por limpiar o que no queríamos ni voltear a ver. Estaba ahí esperando ser atendido y enseñarnos desde como lidiar con nuestros propios pensamientos, nuestras incompetencias, algunos dolores del alma que se hicieron más evidentes, o a valorar aquello que teníamos no tan visto o atendido como la salud, la familia, el respirar, la vida misma.
Ha sido un año de unión, de reconexión, de aprender en algunos casos algo de tecnología, meterse quizá más a la cocina, pero también ha sido un año de pérdidas y de aprender a soltar lo que antes nos parecía imposible hacer, y cada uno sabrá que ha sido … lo importante es darse cuenta de que todo tipo de emociones nos han venido a visitar, siendo las únicas que entraban sin protocolos de limpieza y además sin avisar.
Y hoy seguimos aquí, y sería bueno cuestionarnos si las herramientas con las que contábamos fueron suficientes para afrontar los retos del 2020 o quizá buscando aquellas que creemos que nos hacen falta para este nuevo mundo que confiamos en que muy pronto se abrirá.
Ojalá la lección nos esté enseñado que este planeta necesita seres humanos más conscientes de él, que nosotros estamos para servirlo, cuidarlo y nutrirlo. Que el “todos somos uno” tiene mucho mas significado y que la revolución de la consciencia es indispensable para este nuevo entrono que nos espera.
Y así nace Coerentia, con la intención de aportar y compartir, para nutrir sanamente el alma, el cuerpo, nuestros pensamientos y la propia energía, encontrar una ruta para regresar a nuestro equilibrio y sabiduría interior.
Commentaires